Los carteles comerciales y los cierres de obra con publicidad históricamente crecieron de manera caótica en nuestra ciudad, tanto en manos de empresas autorizadas como así también en manos de empresarios inescrupulosos o de empresas sin habilitación. Aunque actualmente los controles son más rigurosos, todavía hay un largo camino por recorrer. En la actualidad, existen controles en las zonas de alta densidad de tránsito de personas y en calles con mucha actividad comercial, aunque no ocurre lo mismo hacia el interior de los barrios. De igual modo, el crecimiento de la cartelería continúa siendo desmedido y a un ritmo que supera en creces la capacidad del organismo de contralor.
La proliferación de la cartelería puede representar peligros para quienes habitamos la ciudad (de tipo estructural o eléctrico), pero también genera otros problemas, como invasión visual, polución visual, alteración de la estética urbana que pueden ocasionar un impacto negativo en el medio ambiente y en la calidad de vida de las personas.
Un punto no menor es que en la ciudad de Córdoba la cartelería no forma parte de la habilitación de negocios por lo que, cada vez que algún comerciante toma la decisión de instalar un cartel, en la mayoría de los casos, lo hace sin más. Según la normativa, para poder hacerlo se deben cumplir una serie de requisitos de tamaño, ubicación y diseño que son determinados por la ordenanza vigente. Es importante tener en cuenta que algunos lugares pueden tener restricciones sobre el tamaño, la altura y la ubicación de los carteles comerciales. Es indispensable, por la seguridad de las ciudadanas y los ciudadanos, que se obtenga la aprobación para instalar un cartel y que se respeten los procedimientos requeridos para así evitar multas o sanciones y garantizar la seguridad.
Otra arista relevante de esta problemática son los carteles de los puntos de ventas que se ubican en locales de zonas lejanas al centro, en las que los vecinos buscan su sustento en actividades comerciales como kioscos, casas de comida, talleres, etc y, para lograr mayor concurrencia les instalan todo tipo de carteles (luminosos, tijeras, totem, etc). En esas zonas, los controles son inexistentes por la ya mencionada falta de recursos. Sin embargo, no es menor lo que allí ocurre ya que, entre otros peligros, se multiplican los riesgos eléctricos por la precariedad en las instalaciones producto de la falta de conocimiento y de recursos.
Como ciudadanos y ciudadanas es posible colaborar en la solución de esta problemática relevando aquellos carteles que nos parezcan peligrosos y, para esto podemos tener en cuenta los siguientes criterios: el cartel es peligroso para personas no videntes, niños o personas con movilidad limitada; el cartel está conectado a tensión eléctrica; el cartel está ubicado en un lugar que entorpece el paso; el cartel está en riesgo de caerse… Si estamos en presencia de algunas de estas situaciones, es indispensable reportarlo a las autoridades correspondientes para que tomen medidas o relevarlo en nuestra web: www.relevandopeligros.org en pocos minutos.
Las campañas electorales y la cartelería
Durante las campañas políticas es importante que los partidos respeten las normas y restricciones sobre la publicidad en la vía pública, ya que esto ayuda a mantener la seguridad y la estética de la comunidad. Los pasacalles, por ejemplo, constituyen una violación de las ordenanzas, al igual que los carteles que se colocan en forma invasiva en propiedades privadas, calles o lugares de acceso público. La propaganda política solo puede realizarse, según las ordenanzas vigentes, en carteles o cierres de obras autorizados por el municipio.
La propaganda política ilegal en la vía pública, además de ser una contradicción en sí misma, puede ocasionar ciertos problemas, como la obstrucción visual y la contaminación ambiental, especialmente si se realiza de manera excesiva y sin control. Por esto, es importante regular, controlar y establecer los períodos de tiempo específicos para la colocación de dicha propaganda.
Aunque aún resta un gran camino por recorrer, entre las medidas más urgentes que podrían colaborar a la situación están: el incremento de recursos para los controles, la urgente actualización de la ordenanza que regule la cartelería y la toma de conciencia, por parte de quienes habitamos la ciudad de los peligros que representan los carteles fuera de norma.