La imagen se repite a lo largo del país: un vecino sale de su casa por la mañana y se encuentra con un cuerpo quemado y sin vida enredado en los cables del tendido eléctrico. O encuentran el cuerpo tirado en la calle o la vereda, y a las señales de quemaduras se le agregan los signos de la caída en altura.
Estas imágenes impactan. Y la primera pregunta que surge es ¿es posible que no dimensionen el riesgo al que se expone intentando robar cables? La respuesta es que quizá sí lo saben pero la necesidad los empuja y, además, existe un mercado informal que compra materiales como el cobre proveniente de cables.
En lo que va de 2024 en nuestro país ocurrieron más de 20 muertes de este tipo, según el relevamiento de siniestros publicados en los medios de Argentina que llevamos adelante con la herramienta Google Alerts. Las víctimas son hombres con edades que van entre los 20 y los 35 años.
Elementos de Protección Personal
Un profesional electricista que se dedica a realizar trabajos con electricidad (ya sean de baja, media o alta tensión) para llevar adelante su labor debe utilizar Elementos de Protección Personal (EPP). Estos, a su vez, varían de acuerdo a la tensión que deba manejar el trabajador y el listado de los que se deben utilizar se va actualizando año a año y es publicado por el gobierno nacional.
Entre los EPP podemos mencionar: lentes, casco, guantes, zapatos de seguridad, vestimenta con tela ignífuga, etc. También las herramientas que utilizan son específicas ya que cuentan con aislación que permite cortar la circulación de energía eléctrica a través de la misma. Por último, y no menos importante, quienes realizan este tipo de trabajos eléctricos en altura también deben contar con un arnés para evitar el riesgo de caída.
El cuerpo y la energía eléctrica
El Dr. Gustavo Bongiorni, Jefe del Servicio de Medicina Crítica de la sede Cerro del Sanatorio Allende, nos explica qué le ocurre al cuerpo al recibir una descarga eléctrica: “La energía eléctrica puede provocar cuatro situaciones críticas en el cuerpo humano: la muerte súbita, provocada por la arritmia cardíaca; la destrucción de tejidos como huesos, músculos, nervios, arterias y venas; las lesiones térmicas, ya que al ingresar la energía eléctrica en el cuerpo humano y encontrar resistencia se convierte en energía térmica provocando quemaduras y los traumatismos, que dependen del contexto ambiental donde esté la víctima, por ejemplo se pueden dar caídas, por expulsión, etc.”
Así mismo, también se producen efectos a largo plazo tras recibir una descarga que pueden ir desde secuelas neurológicas hasta problemas musculares.
Quienes se exponen a líneas electrificadas de baja, media o alta tensión se exponen a quemaduras: por contacto directo, o provocadas por el arco voltaico que se forma en torno a las líneas de media o alta tensión o por ignición. El nivel de gravedad de las mismas será proporcional al voltaje que haya recibido el cuerpo y al tiempo que haya estado expuesto a la energía eléctrica.
En los casos relevados en los medios de comunicación, se encontraron personas con hasta el 90% del cuerpo quemado y otros, que según el relato de los testigos, se encontraban “carbonizados” no siendo posible su identificación a simple vista.
Tomar dimensión del riesgo que implica este tipo de actividades ilícitas es clave y muchas veces la falta de información puede ser un factor determinante frente a estas situaciones.